El debate sobre la degradación crece en los mercados globales

Bajo la superficie de los altibajos de corto plazo en los mercados financieros, se estaría desarrollando una revalorización más profunda de múltiples activos, ante el temor que provocan los déficits fiscales desbocados.
Aunque una nueva ronda de amenazas arancelarias entre EE.UU. y China acaparó los titulares el viernes y llevó a los operadores a buscar refugio en bonos, los administradores de fondos discuten cada vez más un fenómeno conocido como “la operación de degradación”.
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Quienes creen en ella se están retirando de la deuda soberana y de las monedas en que esta se denomina, por temor a que su valor se erosione con el tiempo, dado que los gobiernos evitan abordar sus enormes cargas de deuda e incluso buscan aumentarlas.
El fenómeno es alimentado por la especulación de que los bancos centrales enfrentarán presión política para mantener bajas las tasas de interés, a fin de compensar lo que los gobiernos deben, alimentando la inflación al continuar expandiendo la base monetaria.
La semana pasada, el yen y los bonos japoneses sufrieron una oleada de ventas cuando Sanae Takaichi, quien se ha mostrado a favor de los estímulos, estuvo cerca de convertirse en primera ministra. Otro episodio de turbulencia política en Francia sacudió al euro, mientras que un presupuesto inminente en el Reino Unido inquieta al mercado de los “gilts”, aún marcado por la liquidación de 2022 que expulsó del poder a Liz Truss.
Aunque el dólar ha subido en las últimas semanas, pese al cierre parcial del gobierno estadounidense, sigue más débil en lo que va del año tras la guerra comercial y los recortes impositivos de Donald Trump, que antes lo habían hundido a su peor nivel desde la década de 1970. Su ruptura con el orden global bajo la consigna de “EE.UU. primero” y su embestida contra la independencia de la Reserva Federal han sembrado dudas sobre si los bonos del Tesoro seguirán siendo el activo libre de riesgo por excelencia.
Del otro lado de la operación de degradación, los metales preciosos se benefician de su estatus de refugio, mientras que las criptomonedas vuelven a subir, impulsadas por su presunta función como resguardo frente a decisiones de política gubernamental. El oro ha subido más de 50% este año y superó el récord de US$4.000 por onza, mientras la plata alcanzó un máximo histórico.
Y aunque las criptomonedas cayeron con fuerza después de que las nuevas amenazas arancelarias de Trump afectaron el ánimo del mercado, el bitcoin aún acumula un alza superior a 20% en el año y ha alcanzado un máximo histórico.
Stephen Miller, exjefe de renta fija de BlackRock Inc. en Australia, afirma que nunca había visto un cambio tan grande desde las monedas y los bonos del Tesoro hacia activos alternativos en sus cuatro décadas de experiencia. Hoy consultor de GSFM, una unidad de CI Financial Corp. de Canadá, sostiene que “la operación de degradación todavía tiene camino por recorrer”.
“Los bonos del Tesoro de EE.UU. ya no son el puerto seguro irreprochable que alguna vez parecían, y el fenómeno se repite en otros mercados de bonos”, agregó.
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Los multimillonarios Ray Dalio y Ken Griffin han sugerido que el oro puede ser más seguro que el dólar. El Fondo de Pensiones de Canadá advierte que los bonos del Tesoro también podrían perder su condición de refugio. Y Nassim Taleb afirma que el creciente déficit de EE.UU. está sembrando las semillas de una crisis de deuda que parece imposible de evitar.
“El mundo observa una degradación no solo en el valor ajustado por inflación de sus monedas, sino también en la estabilidad de los gobiernos”, dijo Calvin Yeoh, gestor del fondo Merlion de Blue Edge Advisors en Singapur, quien ha estado comprando oro.
El término “degradación” se remonta a cuando gobernantes como Enrique VIII o Nerón diluían sus monedas de oro y plata mezclándolas con metales más baratos.
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Hay muchas dudas sobre si el mundo está presenciando una versión moderna de aquello, sobre todo porque existen múltiples factores detrás del auge del oro y el bitcoin. Además, las advertencias sobre una crisis de deuda se repiten desde la crisis financiera global.
El congelamiento de los activos rusos tras la invasión a Ucrania puso de relieve la vulnerabilidad de las reservas en divisas extranjeras, aumentando el atractivo del metal dorado. Los bancos centrales también han incrementado sus reservas de oro para diversificar sus activos.
El mundo cripto no es ajeno a los auges y colapsos: el argumento de que el bitcoin funciona como refugio se debilitó cuando se desplomó durante el repunte inflacionario posterior a la pandemia y nuevamente tras aumentar las tensiones comerciales.
Pese a los altibajos, el dólar, el euro y el yen siguen dominando el comercio y las transacciones por billones de dólares. La deuda soberana sigue siendo base del sistema financiero mundial.
El auge del mercado bursátil estadounidense desafía esa narrativa, dado que los extranjeros necesitan dólares para operar. Y pese a los giros desestabilizadores de Trump, los inversores internacionales han seguido aumentando sus tenencias de bonos del Tesoro.
“Quien crea que las monedas y los bonos pueden ser reemplazados por bitcoin y oro necesita un baño de realidad”, dijo Shoki Omori, estratega jefe de Mizuho Securities Co. en Tokio. Según él, los mercados observan una “operación por impulso” donde más inversores se suman sin importar los fundamentos.
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Aun así, hay razones sólidas para que los inversores discutan sobre la degradación, incluso si el debate resulta más académico.
Los estrategas de Eurizon SLJ Capital Ltd. sostienen que los gobiernos se han vuelto “adictos al gasto deficitario” gracias al dinero barato durante la crisis financiera y la pandemia, cuando los bancos centrales recortaron tasas y compraron bonos.
“Si los administradores de reservas continúan reduciendo su exposición al dólar, el oro podría seguir subiendo”, escribieron los estrategas de Eurizon. “Si las tenencias de oro de los bancos centrales igualaran las de dólares, el oro podría llegar a US$8.500.”
En Andromeda Capital Management, Alberto Gallo advierte que a medida que crecen las deudas y envejecen las poblaciones, el “proceso de degradación monetaria” se acelerará, ya que es más fácil para los políticos abrazar esa opción que aplicar austeridad. Ve a los bancos centrales en riesgo de ser arrastrados a esa dinámica.
“Los responsables de política económica están jugando con ideas de reforma monetaria”, escribió Gallo. “El resultado final probablemente sea una inflación persistente, una depreciación de las monedas fiduciarias y mayores tasas a largo plazo.”
Solo en EE.UU., donde la Reserva Federal ha mantenido altas las tasas para enfriar la inflación, Trump movió la política fiscal con recortes de impuestos que añadirán al déficit, ya cercano a US$2 billones. La Oficina de Rendición de Cuentas advirtió que la deuda podría duplicar el PIB para 2050.
Trump y su gobierno también han presionado a la Fed para que recorte las tasas, poniendo a prueba los límites de la independencia del banco central e intentando destituir a la gobernadora Lisa Cook. La guerra comercial, el cierre del gobierno y el uso del Departamento de Justicia para atacar a adversarios internos han intensificado las preocupaciones políticas.
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En Francia, la ansiedad aumentó tras la dimisión del primer ministro Sebastien Lecornu, el quinto en dos años, en medio del estancamiento presupuestario.
En Japón, la posible llegada de Takaichi al poder tras el colapso de la coalición gobernante eleva la incertidumbre. Su victoria en las elecciones internas, con una agenda expansiva, aumenta la probabilidad de un ritmo más lento de alzas de tasas, aun cuando la inflación supera el objetivo del banco central.
En este contexto, algunos creen que la operación de degradación todavía tiene margen para seguir avanzando.
“Esto muestra cuánto ha cambiado el mundo y podría ser una señal de que los activos digitales se están convirtiendo en una fuente más confiable de valor”, dijo Kathleen Brooks, directora de investigación de XTB Ltd. en Londres. “No vemos que esto vaya a terminar pronto.”
GZ
Fuente: www.perfil.com